sábado, 7 de marzo de 2015

Eva en el Día Internacional de la Mujer


Eva y Adán en su lucha por la libertad


Eva no nació de vientre alguno, no fue una criatura angelical, pero es el único arquetipo de mujer sin ombligo. “De la vulva de una mujer sin ombligo es de donde procede el primer cordón umbilical” escribe Milán Kundera en La fiesta de la insignificancia. Adán y Eva fueron expulsados del paraíso por un querubín . Cada uno salió flotando cual Principio de Arquímedes, eso sí en desproporcional peso y fuerza, empero, los dos se volvieron a encontrar: Ella, sentada en un laja, carmenando su larga cabellera y Él corriendo, desnudo, sin el alba protectora de su inocencia.

¡Bonito lo que hiciste!, es el saludo de Adán. ¿Bonito qué?, asienta Eva. ¡Pues cómo así que qué?, replica el enfadado hombre, ¿le parece poco haber perdido el paraíso?... Eva apenas mira con lástima al anquilosado y atolondrado ser. Adán, molesto, volvió a reclamarle: ¿Qué fue lo que te dijo la culebra?¿Cuál culebra?, replica Eva. ¡ah… tan boba! le dice Adán. “Bueno lo que fuera… ¿qué te prometió para que hubieras comido la manzana? ¡Libertad!, ¡Libertad!, respondió enfáticamente la mujer, manteniendo su porte digno y jugando con una hoja, desprendida de un arboleda adjunta, como si estuviese haciendo el primer origami del universo.  

El varón, no satisfecho con las respuestas, contra ataca: “Eva, tu me provocaste, me llenaste de deseos y me cambiaste el rumbo”.  Susurrando, Eva le precisa: “Pero no te obligué”… ¡Cómo que no!, anota Adán: “me prometiste que no seríamos esclavos…, que ese Paraíso no era sino la suma de la ignorancia”. Eva no aguantó más, soltó el potencial origami, miró de frente al mortal y le precisó: “estábamos contentos y felices, porque nadábamos en la ignorancia, Adán en eso consistía el Paraíso… Y de lo que se trata es de dejar lo conocido para caminar por lo desconocido”

Adán, quedó más desconcertado con las palabras de Eva y volvió a inquirirla: ¿Cuál era la terquedad de salir del paraíso si ahí estábamos tan bien y tan seguros?... “¡La ignorancia duerme sobre nuestras seguridades, la zona de confort no deja de ser un peligro!”¡Cuidado!, advierte la primera mujer del universo.   

Adán sintió que estaba perdido con esa actitud y decidió sentarse, en la laja, al lado de la mujer y platicar con ella. Eva, se conmovió y desde ese momento coligió que El podía ser el buen padre del hijo que ya estaba en su matriz y le expresó. “Yo también sentí miedo, tuve pánico, pero me decidí a nacer otra vez… porque Adán, mi verdadero nacimiento no fue de una de tus costillas, tampoco fue de la arcilla roja¿Entonces de quién? interrumpe enojado Adán… “pues cuando comí la manzana”, declara Eva. “Y la comí, porque el árbol que da ese fruto es el árbol del conocimiento, no es cualquier árbol” .

Justo después de escuchar la últma de esas palabras, Adán empezó a avistar a Eva sin pestañear, estaba seducido por la voz y por esas profundas reflexiones. “Lo que en verdad pasó, asienta ella, fue que por primera vez tuve conciencia de mi: dónde estaba, con quién y por qué; floreció mi conciencia de ser mujer…yo no me comí la manzana, me vi en ella… la masa blanca de la poma fue una revelación: por primera vez tuve razón de mi rostro, reconocí mi cuello, mis labios, mis emociones, mis senos, mi sexo, mi intelecto, mi libertad…por primera vez supe que tenía cuerpo, mente y que podía ser libre”.

¿Y todo por culpa de la serpiente?, pregunta desatentamente Adán. “No, no era una serpiente, era la mítica Lilit”, la que nombra Isaías en la Biblia, la misma que Fernando Velásquez en su relato llama “Mi primera maestra”.

La tarde fue dando paso al ocaso del sol…Adán, guardó silencio, se levantó, limpió sus ojos y avizoró que ese mundo inhóspito al que se refería reclamándole a Eva, no existía. Enseguida acarició a Eva con su dulce mirada, abrazó a la corajuda mujer, la cogió de la mano y comenzaron a caminar hacia el horizonte, hacia donde podemos caminar juntos, en este agreste mundo que no heredó Adán y Eva, sino el capitalismo salvaje, un modo de producción que ha hecho tanto del uno como de la otra, objetos de explotación, incluso enmarcando la celebración del Día Internacional de la Mujer como una fiesta comercial y no como la conmemoración de un día de lucha, en honor a quienes se han atrevido a cuestionar el status quo, el establecimiento y a exigir los derechos de los seres vivos.   

El día que una mujer pueda no amar con su debilidad sino con su fuerza, no escapar de sí misma sino encontrarse, no humillarse sino afirmarse, ese día el amor será para ella, como para el hombre: fuente de vida y no un peligro mortal”, escribió Simone de Beauvoir.  Eva, amó al hombre y a su estirpe con la fuerza, por eso su existencia fue una fuente de vida y no un peligro mortal.

José Israel González Blanco
Marzo 8 de 2015
Un homenaje a las mujeres de mundo.